Durante el periodo estival se mantuvo el optimismo en los mercados financieros
El optimismo inversor se sustentó en los continuos apoyos monetarios y fiscales que han llevado a cabo los bancos centrales, los Estados y los organismos supranacionales, así como en la contención y estabilización de la propagación del coronavirus junto con la mejora en las expectativas relacionadas con la búsqueda de un tratamiento efectivo contra la enfermedad. Como consecuencia, los indicadores de actividad continuaron mejorando, a pesar del entorno de tensión entre Estados Unidos y China y de la amenaza de posibles rebrotes, lo que sustentó de manera determinante la evolución agregada de los principales activos de riesgo.
Tras la abrupta caída en los datos de crecimiento vistos durante el primer semestre del año fruto de la paralización macroeconómica inducida, los niveles de producción progresaron de manera favorable tal y como muestra el PMI global correspondiente al mes de agosto (52,4). Sin embargo, a pesar de que los efectos de la pandemia son temporales y de que los engranajes de la economía vuelven a funcionar con relativa rapidez una vez que la movilidad se ha normalizado, también es cierto que las consecuencias del golpe acarrean tasas de paro elevadas y cierres de empresas que pueden tensionar la situación social y que hacen descartar la posibilidad de una recuperación en forma de “V”. Por otro lado, no se realizaron actualizaciones de las previsiones sobre la situación económica a escala global, si bien la Comisión Europea dio a conocer que espera una caída del PIB en la zona euro equivalente al -8,7% en 2020 y un posterior crecimiento equivalente al 6,1% en 2021.
El Banco Central Europeo celebró su última reunión sin aplicar cambios a su política monetaria, si bien Christine Lagarde mostró el enfoque expansivo del organismo que preside al afirmar que prevé utilizar de manera íntegra los 1.350 billones de euros del programa especial contra la pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés). Además, la continua apreciación del euro hasta los máximos del año vistos en agosto dio soporte al actual marco de política monetaria.
Por otro lado, el Eurogrupo certificó el acuerdo entre sus miembros para determinar las condiciones del Fondo de Recuperación Europea por valor de 750 billones de euros: 390 se estructurarán vía subvenciones y 360 se canalizarán a través de préstamos. En Estados Unidos, Jerome Powell anunció que flexibilizará de forma temporal y moderada el objetivo de inflación del 2 %, lo que permitirá que el nivel de precios pueda superar puntualmente esta barrera con el objetivo de compensar los periodos en que la inflación se haya situado por debajo de dicha referencia. Con ello, la Reserva Federal confirma que los tipos de interés de referencia permanecerán en niveles acomodaticios. En materia fiscal, se prevé que el gobierno estadounidense apruebe el quinto paquete de estímulo fiscal -que podría llegar a finales de septiembre- tras el fin de las ayudas el 31 de julio.
El recorrido alcista de los principales índices de renta variable no se tradujo en ampliaciones significativas en el rendimiento de los principales bonos gubernamentales de referencia, tradicionalmente considerados como activos refugio, ya que estos se mantuvieron en niveles similares a los del cierre de junio.
Así pues, el rendimiento del bono a 10 años de Alemania amplió 7 P.B. para situarse en el -0,40 % a 31 de agosto, mientras que la misma referencia norteamericana amplió su rendimiento en 5 P.B. hasta alcanzar niveles del 0,70 % al cierre del periodo.
Desde una perspectiva microeconómica, la temporada de resultados correspondiente al segundo trimestre del 2020 recogió los efectos provocados por la pandemia. Como nota destacable, tanto el Euro Stoxx 600 como el S&P 500 sufrieron abruptas caídas en ingresos y beneficios. Sin embargo, durante el trimestre se pudo comprobar cierta disyuntiva entre regiones a causa del inicio de la desescalada en territorio europeo y del cenit en el impacto negativo en EE. UU.
Al cierre de agosto, el MSCI World Index medido en dólares superó en un punto porcentual los máximos del año alcanzados en febrero. Por su parte, el Euro Stoxx 50 avanzó un 1,2 % durante los dos últimos meses y situó su rendimiento anual en el -12,6 %. En España, el IBEX 35 cedió un -3,6 % para alcanzar el -27,0 % desde el cierre del 2019. En EE. UU., el S&P 500 se revalorizó un 12,9 % entre julio y agosto, lo que le permite acumular una rentabilidad en el año del 8,3 %, gracias al impulso de los sectores catalogados como crecimiento y, en particular, el sector tecnológico, mientras que el Emerging Markets registró un alza del 10,7 % en el periodo y acumula una rentabilidad negativa en 2020 del 1,2 %. Por su parte, el Brent se revalorizó un 9,3 % durante julio y agosto, si bien se mantiene en terreno claramente negativo en lo que va de año (-31,4 %) como consecuencia del shock de la demanda fruto del confinamiento. Finalmente, el oro subió un 10,5 % durante los dos últimos meses y acumula una revalorización del 29,7 % en 2020 fruto de la incertidumbre macroeconómica y de la depreciación del dólar estadounidense, el cual, en su cruce frente al euro, pasó de 1,124 vistos al cierre de junio hasta 1,194.