El sector inmobiliario cotizado ha sido en los últimos meses uno de los más damnificados por el estallido del COVID19. La drástica caída de los volúmenes de operaciones y las dudas sobre el devenir de determinadas clases de activo como oficinas o centros comerciales se ha materializado en los mercados bursátiles en profundas correcciones que han incrementado más si cabe el notable descuento al que cotizan estas compañías inmobiliarias respecto al valor de mercado establecido por tasadores independientes.

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