Los resultados empresariales continúan reflejando la evidente mejoría económica
Durante el periodo, dos fueron básicamente los principales focos del mercado: la evolución de la pandemia y la escalada regulatoria esencialmente en China. Empezando por el plano sanitario, la atención de los focos estuvo en la evolución de la variante delta. Si bien la presión hospitalaria en Occidente continúa estando bajo control gracias al avance en el ritmo de vacunaciones, países asiáticos entre los que se encuentra China aplicaron estrictas medidas de control para evitar su propagación -a pesar de contar con una incidencia relativamente baja-, lo que previsiblemente tendrá cierto impacto en la economía del gigante asiático. Por otro lado, se incrementó la presión regulatoria a escala global, siendo China el claro líder en la materia, cuyo objetivo se centra en mejorar la sostenibilidad en el crecimiento económico tratando de preservar el correcto funcionamiento económico, por ejemplo, limitando las actividades monopolísticas de algunas industrias, especialmente las que engloban plataformas tecnológicas, y tratando de ampliar el aumento de la riqueza (prosperidad económica) a toda la población.
En términos macro, no hubo actualizaciones relevantes en relación con las perspectivas económicas o con la inflación por parte de las principales entidades supranacionales. Por otro lado, destacó la publicación del IPC estadounidense correspondiente al mes de julio que si bien continuó en niveles elevados en términos interanuales (IPC: 5,4 % vs. 5,3 % esperado y 5,4 % anterior; IPC subyacente: 4,3 % vs. 4,3 % esperado y 4,5 % anterior), se apreció una moderación intermensual (IPC: 0,5 % vs. 0,5 % esperado y 0,9 % anterior; IPC subyacente: 0,3 % vs. 0,4 % esperado y 0,9 % anterior), lo que reforzaría el mensaje de transitoriedad de la Reserva Federal. Además, se publicó el PIB correspondiente al segundo trimestre del 2021 en Estados Unidos (6,5 %), en la zona euro (2,2 %) y en China (7,9 %).
En julio, el Banco Central Europeo se reunió sin realizar cambios en su política monetaria, aunque afirmó que mantendrá los tipos de interés de referencia en los niveles actuales o más bajos con el objetivo de alcanzar el nuevo objetivo de inflación del 2 % simétrico. Por otro lado, el BCE finalizó la prohibición de pagar dividendos o de recomprar acciones a los bancos europeos que impuso el año pasado como medida para proteger su nivel de capital ante las crisis del coronavirus. En agosto, Philip Lane, miembro del Consejo de Gobierno del BCE, dejó entrever la difícil desvinculación del volumen de compras netas del programa QE de la oferta neta de deuda y los déficits de algunas de las principales economías de la eurozona, las cuales no se espera que se reduzcan hasta al menos 2023. En EE. UU., la Reserva Federal decidió mantener sin variación los tipos de interés oficiales en el rango 0 % - 0,25 % en su reunión de julio. En el comunicado posterior, Jerome Powell remarcó que la entidad que preside sigue esperando que las presiones inflacionistas sean transitorias y no estructurales, mientras que el “dot plot” señaló que la mayoría de miembros de la Fed esperan que la primera subida de tipos se produzca en 2023. Finalmente, Jerome Powell anunció en el foro de Jackson Hole que “podría ser apropiado” iniciar la reducción de las compras de venta (tapering) este año si la economía continúa evolucionando de manera favorable.
Los mercados de renta fija gubernamental reflejaron el tono acomodaticio de los principales bancos centrales dando impulso a los rendimientos durante los dos últimos meses. Así pues, el bono a 10 años de Alemania estrechó su rendimiento en 18 P.B. para situarse en el -0,383 % el 31 de agosto, mientras que el Treasury 10Y estadounidense estrechó su rendimiento en 16 P.B. hasta alcanzar niveles de 1,31 % al cierre del periodo.
Desde una perspectiva microeconómica, la temporada de resultados correspondiente al segundo trimestre del 2021 reflejó la clara recuperación económica tras la aparición de la pandemia. Por lo que respecta al Euro Stoxx 600 y en términos anuales, el crecimiento de los ingresos se situó en el 28,0 %, mientras que el beneficio por acción se disparó un 246,3 % debido al efecto base del año anterior. Por lo que respecta al S&P 500, el crecimiento de los ingresos fue del 25,4 %, mientras que el beneficio por acción hizo lo propio en un 92,0 %.
En cuanto a los índices de renta variable, el Euro Stoxx 50 avanzó un 3,3 % durante los dos últimos meses y situó su rendimiento anual en el 18,1 %. En España, el IBEX 35 apenas subió un 0,3 % para alcanzar el 9,6 % desde el cierre del 2019. En EE.UU., el S&P 500 se revalorizó un 5,2 % en julio y agosto (fuertemente impulsado por el USD) y un 20,4 % YTD gracias, en especial, al sector tecnológico. Por su parte, el Dow Jones Industrial Average y el Nasdaq situaron sus rendimientos en el 2,5 % y el 5,2 %, respectivamente, y lograron rentabilidades acumuladas del 15,5 % y del 18,4 %. Finalmente, el desempeño de los mercados emergentes, medidos a través del MSCI Emerging Markets, ha sido equivalente al -4,8 % en el periodo y al 1,4% desde que se inició el año debido a que la incidencia de la COVID-19 en estos países es más acusada y a que el grado de avance en la administración de vacunas es claramente inferior al de los países desarrollados, con el consiguiente impacto negativo en sus economías. Por su parte, el Brent reculó un 2,2 % durante julio y agosto, aunque sube un 40,1 % en lo que va de año gracias a la reactivación de la demanda fruto del fin de las medidas de confinamiento social en Occidente. Finalmente, el oro subió un 2,5 % durante los dos últimos meses, pero acumula una caída del 4,5 % en 2021. Por último, la paridad eurodólar se situó en 1,1809 al cierre del período desde 1,1858 al cierre de junio y 1,2216 vistos a finales del 2020.