Inflación: ¿cómo afecta a los mercados financieros?
Durante el primer trimestre de 2021, la actualidad de los mercados ha venido marcada por la evolución de las expectativas de inflación, lo que ha causado una gran disparidad entre el comportamiento de los diferentes activos tanto en términos de renta variable como de renta fija. Los incrementos en los rendimientos de los bonos de los gobiernos a largo plazo han tenido consecuencias negativas en las estrategias de renta fija; mientras que, en renta variable se ha observado una dispersión significativa entre las diferentes compañías, sectores y estilos de inversión: aquellos más ligados a la evolución económica o a la reapertura de la economía han tenido un mejor comportamiento relativo frente aquellos con menor sensibilidad al ciclo económico y, por tanto, más defensivos.
¿A qué se debe esta dispar evolución? ¿De qué manera afecta a la economía y a los mercados financieros? A continuación, los expertos de Caja de Ingenieros revelan cómo los movimientos de la inflación tienen un efecto importante en el comportamiento de los mercados financieros, tanto de renta fija como de renta variable.
Repercusión en la economía
La inflación, es decir, el aumento del nivel general de precios, tanto de bienes como de servicios, no es mala. Una inflación moderada y estable es saludable, ya que ayuda a reducir el valor de la deuda, incrementa los ingresos e incentiva el crecimiento económico. Además, una inflación positiva ayuda a evitar la paradoja del ahorro: si se permite que los precios caigan de forma constante -lo que se denomina deflación-, el consumidor, con el objetivo de comprar más barato, pospondrá sus compras a futuro. Y por lo tanto, como resultado, se reduciría la demanda agregada, con el efecto inmediato de una caída de la producción, despidos y ralentización económica.
Por el contrario, un nivel de inflación elevado puede perjudicar el devenir económico, ya que resta valor al poder adquisitivo de los ciudadanos, sobretodo en cuanto a ahorros; reduce la competitividad económica del país y añade un fuerte factor de incertidumbre sobre la evolución de los precios para los distintos agentes económicos. Es por ello que, como consecuencia, uno de los principales objetivos de los bancos centrales es controlar el nivel de inflación y tenerlo, de forma general, en torno a un 2% anual.
Repercusión en los mercados financieros
En cuanto a los mercados financieros, en el marco de la renta fija, el incremento de la inflación reduce el valor de los cupones y el valor nominal que los inversores recibirán en un futuro. Por tanto, existe una relación inversa entre los tipos de interés y los activos de renta fija. A mayor duración (o vencimiento), mayor riesgo de que una subida de tipos de interés reste valor a los activos de deuda.
Mientras que, en el mercado de la renta variable, el incremento de la inflación y, por tanto, de los tipos de interés, también afecta, pero influye en diferente medida en función del tipo de empresa o sector. Así por ejemplo, en los activos cíclicos, es decir, aquellos con mayor sensibilidad económica -sector energético, financiero e industrial- tienden a comportarse mejor que los defensivos -sector salud, bienes básicos, bienes públicos y tencológico- en periodos de incremento de las expectativas de inflación.
Para analizar el efecto de la inflación en el mercado de valores, es necesario dividir entre el impacto en los resultados económicos y las valoraciones. En primer lugar, el incremento de los precios afecta a los márgenes operativos, tanto por incremento del precio de los insumos (materias primas, maquinaria, energía) como por el incremento de los salarios. Sin embargo, la capacidad de mantenimiento de los márgenes dependerá de la estructura económica de cada empresa, y aquellas que tengan una demanda más inelástica serán las que podrán traspasar la totalidad del incremento al consumidor final.
Por otro lado, y más importante, el incremento de las expectativas de inflación y de los tipos de interés tiene un efecto directo en la valoración de las compañías, ya que no es lo mismo valorar una empresa con un tipo de interés libre de riesgo del 0,90% que una empresa con uno del 2%. Además, el grado del efecto no el mismo para todas las compañías: aquellas compañías con mayor sesgo a crecimiento (growth), que se caracterizan por ofrecer unas expectativas de crecimiento a futuro muy elevadas, se ven más penalizadas que las compañías valor (value), en las que su desempeño económico está sesgado a la situación económica actual y no a la de futuro (empresas de transporte, sector financiero, energía, industrias químicas, etc.).
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